En el bonito pueblo de Araotz, situado en la provincia de Gipuzkoa y perteneciente al municipio de Oñati, encontramos la cueva de Sandaili, cobijo de la pintoresca ermita de San Elías. Sus muros están rodeados de mitos y leyendas que se remontan a orígenes celtas. Visitaremos el templo partiendo desde el aparcamiento de la cueva de Arrikrutz.
Ficha de la actividad
Distancia | 1,85 km |
Desnivel positivo | 106 m |
Desnivel negativo | 106 m |
Altitud máxima | 420 m |
Altitud mínima | 327 m |
Dificultad técnica | Fácil |
Dificultad física | Fácil |
Circular | No |
Zona geográfica | Araotz |
Track |
Recorrido
Damos nuestros primeros pasos desde el aparcamiento de la cueva de Arrikrutz, cruzando el río Araotz por la carretera que se dirige al pueblo homónimo. Seguimos por la carretera unos 700 metros, para poco después de superar la presa de Jaturabe, encontrar un desvío señalizado a mano derecha que se introduce en una zona de vías de escalada. Remontamos ligeramente por el amplio sendero que avanza pegado a las paredes de roca, muy frecuentadas por hábiles escaladores, para tras recorrer 200 metros alcanzar la ermita y gruta de San Elías de Araotz.
Presa de Jaturabe |
Presa de Jaturabe |
Solo llegar nos encontramos con la casa de la serora, como se conoce en la literatura vasca a las mujeres que cuidaban las iglesias, parroquias y ermitas, además de diversos aspectos sociales y religiosos. Sobre ella se alza una sorprendente oquedad que cobija la ermita de San Elías. Unos peldaños de piedra nos permiten acceder al recinto. La presencia de esta ermita en el interior de la cueva nos explica la intención de cristianizar un lugar sagrado por los habitantes locales de origen celta.
Ermita de San Elías |
Cueva de Sandaili |
Cueva de Sandaili |
Cueva de Sandaili |
Cueva de Sandaili |
Según la tradición local, las aguas que brotan de las paredes de piedra de Sandaili tienen el poder fertilizante. Por ello, en la ermita encontramos una pileta ritual junto a las escaleras de acceso sobre la que cae el agua de las estalactitas. Para realizar el ritual era costumbre que las mujeres se sumergieran en la pila hasta la cintura en un rito llamado “berau”. Posteriormente debían dejar en una mano del santo alguna ropita de bebé. Prenda que posteriormente recogían cuando habían dado a luz, ofrendando una vela y limosna. Otras fuentes apuntaban a que tan solo metían en la pila tantos dedos de la mano como hijos quería tener. Todavía hoy se puede encontrar algunas prendas de bebé en el lugar. Si disponemos de un frontal, es posible adentrarse a la cueva, con apenas recorrido y pocas formaciones. Posteriormente regresaremos por el mismo itinerario hasta nuestro punto de partida.
Hola Guillem.
ResponderEliminarMe encantan estas ermitas que se encuentran metidas en la roca. Luego ya, las tradiciones o "milagros", que piense la gente, ya que es cuestión de cada uno/a ...
Salud y montaña.