Todo empezó hace ya unos meses cuando en el hilo de una conversación con el gran Ramón Ferrer en Facebook apareció en la conversación una nueva carrera llamada UT Llastres. Me faltó tiempo para curiosear la página web de este nuevo proyecto del que rápidamente me interesaría hasta el punto de tramitar mi inscripción. Para todos es bien sabida la calidad de la Vandekames y de la Cursa de la Portella, que han sido cuna de esta UT Llastres. Por ello esta nueva carrera apuntaba muy alto, de hecho, ya había triunfado antes de realizarse con más de 700 inscritos. Y efectivamente, las expectativas se han cumplido ampliamente, con un exquisito trato al corredor, marca de la casa.
|
La entrega de dorsales en el Camping La Masia en la Almadrava |
La Ultra Trail Llastres ha transcurrido en la Serra del Mestral, sumando un total de tres etapas. Por delante teníamos un recorrido espectacular, pero duro, muy duro. La Serra del Mestral alberga senderos repletos de piedras, que obligan al corredor a pensar en todo momento donde poner el pie, resbaladizos barrancos y crestas con unos paisajes que te dejan atónito. Además si a todo esto le sumas una ciclogénesis explosiva, apellidada Hugo, tienes un bonito cocktel que ha obligado a la organización a hacer un esfuerzo brutal en esta primera edición.
Almadrava (18km & 370m D+)
|
La Plaça del Ajuntament de Vandellós durante los minutos previos de la carrera |
Viernes, tras instalar la tienda de campaña en el Camping La Masia de la Almadrava un autobús nos transporta a los corredores hasta Vandellós, donde dará comienzo la primera etapa. Una carrera nocturna con un itinerario de 18 kilómetros y 370 metros de desnivel positivo acumulado. Previamente nos espera una gran fiesta por la calles de Vandellós con batucada, pirotecnia y música, con los vecinos abarrotando las calles.
|
Una cortina de fuego dio inicio al espectáculo previo a la salida |
|
La batucada infantil que nos acompañó a los corredores a pocos minutos para la salida |
|
Los Diables de Vandellós también formaron parte de la fiesta |
A las 21 horas arrancamos, junto con la compañía de Sonia Llambrich, con quien completaré esta primera etapa. Salvamos todo el ascenso en apenas 5 kilómetros. En el punto más elevado las vistas nocturnas sobre la Costa Daurada son espectaculares, con un sinfín de pequeñas luces dibujando los diferentes núcleos urbanos situados a lo largo de la costa. Acto seguido emprendemos un largo descenso por una pedregosa pista, que en algún punto se asemejaba más a un barranco, que nos dejará a las puertas de la línea de meta, la cual alcanzaremos tras superar un entretenido barranco. Justo tras cruzar la línea de meta empiezan a caer las primeras gotas del fin de semana, parece que Hugo se acerca.
|
Llegando al punto más elevado de la carrera junto a Sonia Llambrich con Vandellós de fondo |
|
En la zona más elevada de la carrera con la Costa Daurada de fondo |
Para cenar la organización nos ofrece un delicioso estofado de ternera. Después de reponer energías y una agradable ducha, justo me da tiempo para preparar la mochila y empieza a llover. Me pongo dentro de mi pequeña tienda, pero entre el viento, la lluvia y los nervios, apenas dormiré una hora. Cuando te levantas a las cinco de la mañana con viento huracanado y pesada lluvia, es difícil cambiar un saco calentito por unas mallas y un paravientos. Pero para esto hemos venido, no es momento de poner excusas. Hora de revisar las sujeciones de la tienda, hoy el viento la va a azotar bien, a ella y a los corredores.
Llastres (53km & 4.100m D+)
|
La salida de la Llastres con viento huracanado y lluvia |
En esta segunda etapa tenemos por delante un exigente itinerario de más de 50 kilómetros con un durísimo desnivel de 4.100 metros de desnivel positivo, con comienzo en la Almadrava y meta en Vandellós. Cuando faltan pocos minutos para la salida hablando con mi amigo Enrique Badia me doy cuenta que no llevo el dorsal ¿Dónde lo he metido? ¡No lo encuentro! ¡Pánico! Me dan un nuevo dorsal y ya estoy corriendo cuando me fijo que no he llenado los bidones. Tremendo error. Tocará aguantarse hasta el primer avituallamiento. Los mismos barrancos que ayer estaban en perfecto estado, hoy están impracticables. Agua por todos los lados y un viento que no para de azotarnos. Superado el primer avituallamiento y con los bidones llenos, puedo empezar a preocuparme por el recorrido.
Emprendemos el primer gran ascenso de la jornada. En apenas 2,2 kilómetros afrontamos 800m desnivel positivo, con los primeros pasos técnicos del día. Un voluntario nos avisa que el viento que nos está azotando no es nada comparado con lo que viviremos al llegar al collado. De hecho, ya hace unos minutos que me fijo que la gente que alcanza el collado hace movimientos extraños. Pero resulta imposible imaginarse lo que viviremos en unos segundos. Llego al collado y el viento huracanado es una locura, soplando con rachas de 130km/h. Resulta un arduo trabajo mantener el equilibrio, así como avanzar. Hay gente tumbada en el suelo, no pueden contra la fuerza del viento. Aquí nos encontramos con Marc Fernández, la cabeza más visible de la organización, ayudando a todos los corredores e indicándonos por donde avanzar. Puedo asegurar que nunca había sufrido en mi piel un viento de tal magnitud. Impagable el arduo trabajo que realizaron los voluntarios, resistiendo en esos puntos elevados durante horas para que todos los corredores nos sintiéramos arropados en todo momento. Además la organización previó alternativas para evitar a los corredores los puntos más expuestos. Me quito el sombrero ante su labor.
La lluvia iría desapareciendo, pero no así el viento que rugió con fuerza durante toda la jornada. Aunque mi intención era tomarme esta primera carrera de larga distancia de la temporada con mucha calma, sinceramente, las condiciones meteorológicas y la dureza del itinerario no me permitieron avanzar a un ritmo superior. Hasta el kilómetro 21 una serie de subidas y bajadas no dan respiro a las piernas. Pero hasta Masriudoms (km 31) aún quedan un conjunto de ascensos y descensos, que a pesar de tener menos desnivel, resultan mucho más técnicos y verticales.
|
Marc Fernández, ayudando a los corredores en las zonas más expuestas |
Alcanzo Masriudoms, donde me espera un avituallamiento con ración de fideuá y gamba incluida. Con las voluntarias del avituallamiento no puedo evitar salir con una gran sonrisa y muy motivado. No pararon de animarnos, motivarnos y cargarnos de energía. Súper simpáticas. Las tuve en mente unos cuantos kilómetros. Además hasta el kilómetro 34 pudimos disfrutar de un pequeño descanso que las castigadas piernas agradecieron. Tras circular por un barranco tomamos un sendero en marcado ascenso, entramos en el segundo y último bloque de montaña. Un sector menos técnico y más corredor, con una cresta que ofrece unas majestuosas vistas sobre el municipio de Vandellós.
|
Un corredor luchando contra el viento con un mar embravecido de fondo |
Llego al último avituallamiento antes de Vandellós, estoy cansado pero bien, aunque estoy invirtiendo muchas más horas de las que suele requerirme una carrera de distancia similar. Solamente me preocupa que se me echa la noche encima. Marc Fernández me comenta que aún tengo 1h 15’ de luz. Subo muy rápido, creo que en todo el día no había ido a tan buen ritmo. Alcanzada esta última cumbre, ya me tomo el descenso con más calma. Llego a Vandellós ¡Por fin! Espera, las cintas me vuelven a llevar fuera de la población ¿Por qué sube este camino? ¿Dónde voy? ¡Si ya estaba en las calles del pueblo! Una sorpresa final con un bonito repechó, que si las piernas hablaran... Ahora sí, descenso y entrada al Pabellón de Vandellós donde se encuentra ubicada la meta y donde nos espera un buen plato de fiduá. Con unos voluntarios que me ofrecen un trato exquisito.
Cursa la Portella (24,6km & 1.700m D+)
A pesar que la noche ha tenido una hora menos debido al cambio horario, he podido descansar bastante y parece que me siento recuperado de la paliza del día anterior. Toca recoger la tienda y viajar al Hospitalet del Infant, donde comienza y finaliza esta última etapa. Por delante un itinerario de 24 kilómetros con más de 1.700 metros de desnivel positivo acumulado. Antes de la salida me encuentro con dos amigos del club: Jordi Villacampa y Cecilio López. Quienes con gran facilidad saben animarme, a pesar del desgaste evidente que lleva acumulado el cuerpo.
|
Aunque la línea de mar estaba cubierta de nubes, rápidamente se impondría el sol |
Arrancamos a ritmo de batucada en medio de una jornada soleada, con fuerte viento, aunque nada que ver con lo vivido durante el día anterior. Tras dos kilómetros muy suaves empieza lo bueno con un marcado ascenso hasta la Ermita de Sant Roc. Superado este punto un entretenido tramo con cuerdas y bajadas técnicas. Además como hay algo de tapón se avanza lento y eso me sienta de maravilla. A continuación emprendemos un duro ascenso a través de una pista que nos dará paso a un sendero de características similares. Alcanzado un collado continuamos en descenso por una senda con mucha piedra suelta que desemboca en una cómoda pista donde podemos estirar las piernas y avituallar.
|
Subiendo camino de la Ermita de Sant Roc / Foto: Ramón Ferrer |
|
Superando uno de los primeros tramos técnicos de la carrera / Foto: Ramón Ferrer |
|
La imponente Serra del Mestral a la que posteriormente nos dirigiríamos / Foto: Ramón Ferrer |
|
Marcado descenso en un tramo posteriormente equipado con cuerdas / Foto: Ramón Ferrer |
Acto seguido, duro ascenso hasta el Molló Puntaire, aunque las espectaculares vistas que nos está ofreciendo hoy la Serra del Mestral calman todos los males. En este punto empiezo a cruzarme con un simpático corredor con el que compartiré varios kilómetros. Además el hecho de ir hablando te hace avanzar sin prácticamente darte cuenta. Una vez superada la cima emprendemos el tramo más cómodo de la carrera, aunque consta de un seguido de subidas y bajadas combinando con algún tramo de falso llano.
En la parte final de la carrera nos espera un nuevo sector técnico, con duro ascenso al Coll de Portes y la Canal del Pubill. Con un descenso equipado con cuerdas, además de un duro repecho vertical dotado de cadenas. Finalmente descenso por el Serret de la Porrassa para encarar los dos último kilómetros totalmente llanos hasta la línea de meta.
|
Un corredor superando uno de los tramos de cadenas durante el descenso |
|
El Hopitalet de Llobregat, donde estaba situada la línea de meta |
|
Los corredores trepando con la ayuda de las cadenas este duro pero entretenido repecho |
|
Un corredor afrontando uno de los tramos más verticales de la trepada |
|
Tras superar el duro repecho se abría ante nosotros una espectacular panorámica |
|
Una corredora descendiendo por el Serret de la Porrassa |
Cruzó con gran alegría la línea de meta, donde nos espera una apetitosa longaniza. Momento de compartir algunas de las experiencias vividas con algunos de los compañeros de viaje de esta primera edición de la UT Llastres e iniciar el camino de vuelta a casa. Dejando atrás un magnifico evento, con unos voluntarios y organización excelentes y que estoy seguro van a seguir apostando muy fuerte por este evento. Marcho con un grato recuerdo de la Serra del Mestral y sobretodo, de su gente. Finalmente, como curiosidad, comentar que fui el corredor más joven en completar las tres etapas con mis 23 años.
|
Uno de los diversos pasos soterrados que atravesamos los corredores para evitar cruzar sobre las carreteras |
|
Con algunos de los corredores finishers con los que tuve la suerte de compartir esta aventura / Foto: Ramón Ferrer |
Que duro fue pero que bien lo pasamos. Los corredores de montaña tenemos algo difícil de entender. Cuanto más sufrimos, más nos gusta jajaja. Enhorabuena!
ResponderEliminarMuchas gracias! Fue un día muy complicado por el viento, pero disfrutamos muchísimo. La cabra siempre tira para el monte. Enhorabuena a ti también por completar este gran reto!
ResponderEliminar